Raúl
estaba durmiendo, cuando de repente, oyó un ruido y salió a ver
que
pasaba, era una criatura llamada araña gigante que estaba haciendo
una tela gigante, Raúl se quedo atrapado y la araña se acercaba
peligrosamente, cuando de repente, salió el sol y la araña se
quemó ya que no le podía dar la luz y murió
Pasaron horas y Raúl no podía desengancharse de la tela de araña donde había quedado atrapado, tenía miedo y no quería que llegase la noche para que volvieran los bichos, se puso a llorar y la tela se rompió por el contacto de sus lágrimas. En ese momento, el se dio cuenta que lo único que podía romper la tela de araña eran las lágrimas de un ser humano, con lo que sus miedos desaparecieron porque supo que ninguna araña gigante le podría hacer daño.
Pasaron horas y Raúl no podía desengancharse de la tela de araña donde había quedado atrapado, tenía miedo y no quería que llegase la noche para que volvieran los bichos, se puso a llorar y la tela se rompió por el contacto de sus lágrimas. En ese momento, el se dio cuenta que lo único que podía romper la tela de araña eran las lágrimas de un ser humano, con lo que sus miedos desaparecieron porque supo que ninguna araña gigante le podría hacer daño.
La
noche siguiente Raúl volvió a oír un ruido salió y era un
"creeper'' (bicho verde
claro y verde oscuro que si le toca explota), Raúl le dio en todas
las narices al "creeper'' y su casa exploto junto al bicho, como no le
daba tiempo a hacerse una
nueva casa pensó que una mina no sería una mala opción, pero fue
un error, ya que los bichos viven en la oscuridad y las minas no
tiene luz…...
Mientras
pensaba que hacer, apareció un zombi, Raúl salió de allí pitando.
Al salir ya era de noche y todos los bichos aparecieron y lo
persiguieron. Raúl empezó a correr hacia la casa de su amigo
Matías, pero se lo encontró por el camino porque otro "creeper'' ya le
había destruido su casa; los dos amigos se pusieron muy nerviosos
porque no sabía que podía hacer para salvar sus vidas. De repente,
pensaron que si corrían a toda velocidad hacia el pueblo más
cercano podría salvarse; eso hicieron y sin mirar atrás, corrieron
y corrieron y por fin llegaron al pueblo donde pudieron pedir auxilio
y conseguir salvarse de la invasión de los bichos.
Al cabo de unos días, los vecinos del pueblo ayudaron a Raúl y
Matías a construir una nueva casa donde poder vivir los dos juntos y
empezar una nueva vida.
Fin. Domingo Mérida
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