UN VIAJE DE JUGUETE
Érase
una vez un niño llamado Johnson que vivía en un pequeño pueblo de
Inglaterra.
Le gustaba mucho saber cosas del espacio y siempre estaba leyendo libros que hablaban de él. También veía muchos programas en la tele que decían cómo era la Luna, el planeta Marte y Venus. En el cole tenía dos amigos a los que les gustaban las mismas cosas que a él. Uno se llamaba Peter y otro Paul. Ellos tenían muchas figuras del espacio: un cohete, planetas, satélites, algunos marcianos, platillos volantes…..
Le gustaba mucho saber cosas del espacio y siempre estaba leyendo libros que hablaban de él. También veía muchos programas en la tele que decían cómo era la Luna, el planeta Marte y Venus. En el cole tenía dos amigos a los que les gustaban las mismas cosas que a él. Uno se llamaba Peter y otro Paul. Ellos tenían muchas figuras del espacio: un cohete, planetas, satélites, algunos marcianos, platillos volantes…..
De
mayores querían ser astronautas para poder contemplar el Universo y
poder viajar en una nave espacial.
En
una fría y oscura noche de invierno, en Navidad que estaban de
vacaciones, salieron a jugar al bosque. Peter, que era al que más le
gustaban los cohetes, mucho más que los planetas se trajo un cohete
de juguete muy grande. El cohete era de color rojo en la parte
posterior y naranja como el otoño, por los lados, y por delante azul
como el mar. ¡Era muy chulo! Pidió jugar con el cohete.
Paul,
al que le gustaban más los satélites se trajo tres: uno grande,
otro muy chico y otro normal. Paul les dijo a los chicos que si podía
jugar con los satélites.
A
Johnson le gustaban más los planetas. Se trajo casi todos: Venus,
Mercurio, Júpiter, Marte y Saturno.
Entonces
decidieron hacer una aventura. Peter navegaba por el espacio con su
cohete y con un astronauta que venía con el cohete y chocó con el
satélite más grande de Paul y se cayó en el planeta Júpiter. El
cohete estaba destrozado. Entonces decidió sobrevivir en Júpiter.
El
primer día buscó comida y agua. No encontró gran cosa, pero le
bastaba. Por la noche intentó arreglar el cohete pero no lo
consiguió.Cuando iba andando se encontró con los marcianos de
Johnson, que eran horribles.
Los
marcianos creían que les iba a hacer daño y entonces entraron en
guerra. El astronauta llevaba un arma de rayos por casualidad y
comenzó a disparar. Los marcianos llevaban escudos antidisturbios
por eso las balas no les afectaban. Mientras el astronauta recargaba,
los marcianos se iban acercando y disparaban balas paralizantes.
Entonces el astronauta cogió un sueño que se durmió.
Al
despertarse se encontró rodeado de marcianos que tenían una nave
espacial transformable, que se convertía en casa. El astronauta le
explicó que se había chocado con un satélite y que se cayó
en este planeta. Los marcianos no entendían su idioma y con un ordenador tradujeron lo que decía. El astronauta le dijo: “Yo no vengo en son de guerra. No voy a haceros daño. Sólo quiero arreglar mi cohete para regresar a mi tierra y contar lo que me ha pasado.”
en este planeta. Los marcianos no entendían su idioma y con un ordenador tradujeron lo que decía. El astronauta le dijo: “Yo no vengo en son de guerra. No voy a haceros daño. Sólo quiero arreglar mi cohete para regresar a mi tierra y contar lo que me ha pasado.”
Los
marcianos se quedaron pensando, porque no se fiaban. Le dijeron al
astronauta que ellos querían conocer su planeta.
El
astronauta les dijo: “ Si me arregláis mi nave, os llevaré a la
Tierra que es el mejor planeta del Universo”. Entonces el marciano
le dijo “Trato hecho”
Y
vinieron a la Tierra y conocieron el colegio García Lorca y a la
clase de 5º A. El mejor colegio de la Tierra y la mejor clase de
todas.
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